1.
La situación.
Laura,
de siete años, va comprendiendo poco a poco la realidad moral de las cosas que
hace. Sabe que hay cosas que están bien, y otras que están mal, y que, generalmente,
están mal aquéllas que hacen daño a otros. Sabe también que algunas de esas cosas
mal hechas tienen un castigo: si hace una travesura puede quedarse sin jugar, y
quien roba puede ir a la cárcel. Un día, mientras su padre le explica por qué hay
una cruz en la Iglesia, le pregunta: "Papá,
si Jesús hacía cosas buenas, si era tan bueno, ¿por qué le mataron?"
2.
Las pistas.
2.1.
Descubrir la dimensión moral de la vida.
•
La realidad moral es, con frecuencia, una realidad complicada. Por eso, solemos
enseñarla a nuestros hijos poco a poco, y ellos la van aprendiendo desde la vida
diaria. Comienzan a saber que hay cosas buenas y malas porque sus padres o maestros
se alegran y valoran muy positivamente unas, y se enfadan e, incluso, les castigan
si hacen otras.
•
Simplificando mucho, en los primeros niveles de su educación podemos decirles
que hay gente buena que hace cosas buenas, y gente mala que hace cosas malas.
Después ya habrá tiempo de introducir matices, y de irse centrando no en la bondad
o maldad de las personas, sino en la bondad o maldad de sus acciones, y sus posibles
motivaciones. Pero tiempo al tiempo.
2.2.
La muerte de Jesús.
•
En este contexto, descubrir que mataron a Jesús, que era una persona buena que
"pasó haciendo el bien", les
supone una contradicción: si era bueno, ¿por qué le mataron? Se están acercando
al centro del misterio cristiano.
•
Tradicionalmente se nos enseñaba que Jesús murió para salvarnos. Pero para entender
esto hace falta tener experiencia previa de la necesidad de ser salvados, y esto
no es habitual en nuestros pequeños. Tendremos, por tanto, que acercarnos por otro
camino.
•
Si Jesús era Dios, y era bueno, y a pesar de todo le matamos, quiere decir que
somos nosotros, los hombres, los que somos malos. Los que, a veces, no aceptamos
que nos digan cómo tendríamos que hacer bien las cosas, porque nos molesta que
nos corrijan. Los que pretendemos defender nuestros intereses a costa de perjudicar
a los demás somos nosotros. Los que decimos tener fe en Dios y, sin embargo, cuando
podemos nos saltamos sus mandamientos, y mejor que no nos lo recuerden a destiempo.
•
Esto es lo que parece que le pasó a Jesús. Nació como judío y pretendió recordar
a los judíos lo que significaba realmente ser judío. Y a ellos no les pareció bien:
estaban más a gusto con su religión acomodada (igual que nos puede pasar a muchos
de nosotros con la nuestra).
3.
La respuesta.
•
"Laura, tienes mucha razón: Jesús era
bueno, y, sin embargo, unos hombres le mataron, clavándole en una cruz. iQué horrible!,
¿verdad? Pues eso pasó porque a muchos que le conocieron no les gustaba lo que les
decía: que tenían que amarse los unos a los otros, que no tenían que pelearse,
que debían ayudar a los pobres, que creer en Dios no es algo externo, sino algo
que cambia el corazón hasta poder llamarle Padre. No se puede creer en Dios y seguir
como si tal cosa. Le mataron porque resultaba molesto para ellos la manera de relacionarse
con el Padre que Jesús proponía. Ellos preferían un Dios que no les tocara su vida.
Por eso es importante que nosotros vivamos como Jesús vivía, porque si no es como
si nosotros también le matáramos. Si se lo pedimos a Dios, seguro que Él nos ayuda
a comportarnos mejor. ¿Quieres que se lo pidamos juntos?"
•
La historia, como sabemos, no acaba con la muerte de Jesús. Dios no le abandonó
y le resucitó, reconociendo lo especial que era para Él. Pero esto es harina de
otro costal ... o de otra entrega.
Revista
“Catequistas” nº 186, Febrero 2008