Recuerdo que
un invierno mi padre necesitaba leña, así que buscó un árbol muerto y lo cortó.
Pero, luego en la primavera, vio desolado, que al tronco marchito de ese árbol
le brotaron renuevos.
Mi padre
dijo: "Estaba seguro de que ese
árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno; hacía tanto
frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco
ni una pizca de vida, pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel
tronco". Y volviéndose hacia mí, me aconsejó...
“Nunca
olvides esta importante lección:
- Jamás
cortes un árbol en invierno.
- Jamás tomes
una decisión negativa en tiempo adverso.
- Nunca tomes
las más importantes decisiones cuando estés en tu peor estado de ánimo.
- Espera, sé
paciente...La tormenta pasará.
- Recuerda
que la primavera volverá.