No. La piedad popular cometió el error de identificar a
tres mujeres que eran distintas. Una, María Magdalena, curada de sus siete
demonios. Otra, la prostituta anónima que cita Lucas en su Evangelio. Y otra, María de
Betania (hermana de Marta y de Lázaro).
Por culpa de esta confusión, durante siglos la Iglesia
Católica consideró a María Magdalena una prostituta. Sin embargo,
según los Evangelios, ella era sólo una mujer muy enferma y no prostituta,
curada por Jesús, que lo siguió incondicionalmente, que estuvo presente durante
su crucifixión, que asistió a su sepultura, que fue testigo de su resurrección,
y la primera a la que se le confió la tarea de proclamar que Cristo venció a la
muerte.