martes, 20 de noviembre de 2012

La oración



Yo rezo de forma muy sencilla. Llevo a la presencia de Dios todo lo que se me ocurre, todo lo que debe hacer, lo que me preocupa, también lo que me alegra y, sobre todo, a los hombres en quienes pienso. Hablo con Dios de forma totalmente normal, para nada piadosa. En la oración siento que alguien me impulsa y sostiene, aun cuando veo muchos problemas, también las debilidades en la Iglesia. Cuando hago oración, veo luz. Mi esperanza se hace más fuerte, al igual que mi fuerza para hacer cosas. La confianza crece. El que tiene deseo de orar está muy cerca de Dios.
Carlo M. Martini