¿Hay que suprimirlos del BELÉN?
¿Quién ha dicho eso? ¿El Papa? ¡No! ¡Por supuesto que no! El Papa, como en
otros temas, simplemente nos recuerda la centralidad de las cosas y, luego, la
tradición o la piedad popular va añadiendo aquellos elementos que adornan,
enriquecen, potencian y magnifican el
Misterio de amor que es el Belén.
Quedarse en algo tan secundario
como “el buey o la mula” ante la edición del Libro de la Infancia de Jesús es
no ir al fondo del mismo. A Benedicto XVI le interesa el hecho histórico y
central en nuestra fe: Dios se ha hecho hombre.
Interpretar de otra manera las
palabras, el pensamiento o las letras de Benedicto XVI es no querer asomarse a
la íntegra lectura de un libro escrito por uno de los intelectuales mayores de
nuestro tiempo que, además, es Papa.
Estoy seguro, que Benedicto XVI
seguirá poniendo en su belén particular el buey, la mula, los ángeles, los
pastores, el molino, la lavandera y todo lo que haga falta.
Lo que está claro es que, en mi
belén parroquial, procuraré no instalar a tanto borrego que con tan mala saña se queda en lo
superficial sin haber leído del libro del Papa…ni una sola página.
Mientras unos hablan del buey y
de la mula, otros nos preparamos para lo más importante: colocar en el centro
al REY DE REYES. ¡CRISTO!
Cuántos de los que hoy ponen el
grito en el cielo (especialmente alguna prensa escrita, radiofónica o
televisiva) serán luego los primeros en machacarnos que, por Navidad… ¡FUERA EL
BELÉN! Y, entonces, el buey, la mula y todo lo demás…les sobrará. Así de claro.
Javier Leoz