miércoles, 7 de noviembre de 2012

EL PERDÓN COMO HORIZONTE



Lo que provocó mayor escándalo y mayor hostilidad hacia Jesús fue su amistad hacia los pecadores; nunca había ocurrido algo así en Israel, era inaudito. Para muchos especialistas éste es el rasgo más revolucionario de Jesús. En el AT, Ezequiel, Isaías, Jeremías, Amós, Oseas… son grandes hombres de Dios, pero no se rodean de pecadores, no comen con ellos. Ningún profeta, tampoco el Bautista, se acerca a los pecadores con el respeto, la amistad y la simpatía con que lo hace Jesús. Les desconcertaba especialmente que invitara a todos a su mesa y les invitara a seguirle; cómo puede un hombre de Dios aceptar como amigos y amigas a esta gente, los indeseables de la sociedad, sin antes exigirles un cambio… Es escandaloso, inimaginable que un hombre de Dios coma con pecadores; sin embargo, Jesús insistía en hacer este gesto, aunque sabía que era provocador, pero era el más claro.
                Rastreando en nuestras fuentes se ve enseguida la reacción que despierta Jesús; primero sorpresa: Este come con pecadores y publicanos ¡Es inaudito! Y después las acusaciones: Es un comilón y un borracho, amigo de pecadores. ¡Qué vergüenza!, no sabe guardar las distancias…
                En aquella sociedad la comida era sagrada, tampoco se podía comer con cualquiera. En  la sociedad de Jesús los ricos comen con los ricos, los pobres con los pobres, los judíos comen con los judíos, los paganos con los paganos, los fariseos con los miembros de las comunidades fariseas, en Qumrán sólo con miembros de la comunidad; ¿qué persona honorable, respetable, va a comer con cualquiera? Sin embargo, Jesús insistía en abrir su mesa a todos. No hacía falta ser puro, podía ser una mujer limpia, podía ser una prostituta…, podía ser un hombre piadoso, podía ser un pecador alejado de la alianza… Es que en el Reino de Dios la compasión, la misericordia acogedora sustituye a esa santidad excluyente. El Reino es una mesa abierta a todos; lo más característico, la identidad de un grupo de Jesús es precisamente no excluir a nadie. Como creyente estoy convencido de que, no ha habido nunca sobre la tierra quien haya proclamado como Jesús, con tal fuerza, hondura y realismo, la amistad, el perdón, la acogida de Dios a todos, incluso a aquellos que lo olvidan o rechazan.
                Pagola, J.A.