martes, 20 de noviembre de 2012

El amor de Dios



El Amor de Dios es muy resistente: no se colapsa tan rápido. El amor de Dios lo soporta todo, mientras que el amor entre los hombres fracasa a veces por nuestros límites. Dios no busca su ventaja. El amor de Dios no tiene segundas intenciones ni objetivo utilitario alguno. Los hombres pueden querer a alguien sólo por ser joven y bello, quieren en una persona sólo la juventud. En cambio, el amor de Dios es puro e incondicional. Es más fuerte y es gratuito. No se deja desconcertar por las debilidades y faltas de los hombres: por el contrario, justamente en la debilidad, cuando se lo necesita especialmente, se siente de forma muy especial el amor de Dios. En los hombres es a menudo a la inversa. Con frecuencia toman las debilidades del otro como ocasión para apartarse de él. Dios diría: tienes tantas debilidades: creo que me necesitas especialmente y, por lo tanto, te amo de forma especial.
Carlo M. Martini