miércoles, 19 de diciembre de 2012

LOS CABALLOS



Maestro y discípulo caminan por los desiertos de Arabia. El maestro aprovecha cada momento del viaje para instruir al discípulo sobre la fe.

—Confía tus cosas a Dios —dice él— Dios jamás abandona a sus hijos.

De noche, al acampar, el maestro pide al discípulo que ate los caballos a una roca cercana. Él va hasta la roca, pero recuerda las enseñanzas del maestro: «Me está poniendo a prueba —piensa—. Debo confiar los caballos a Dios.» Y deja los caballos sueltos. Por la mañana, el discípulo descubre que los animales han huido. Enfadado, busca al maestro.

—No sabes nada sobre Dios—protesta—. Le encomendé a Él el cuidado de los caballos. Y los animales no están allí.

—Dios quería cuidar de los caballos —responde el maestro—. Pero, en aquel momento, necesitaba tus manos para atarlos.

“Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti”. San Agustín.

Tomado del libro: “Maktub”. Paulo Coelho