jueves, 3 de mayo de 2012

DECÁLOGO DE LA SERENIDAD PAPA JUAN XXIII


Solo por hoy trataré de vivir exclusivamente al día,
sin querer resolver los problemas de mi vida
todos de una vez.

Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto:
cortés en mis maneras, no criticaré a nadie
y no pretenderé criticar o disciplinar a nadie,
sino a mi mismo.

Sólo por hoy seré feliz
en la certeza de que he sido creado para la felicidad,
no solo en el otro mundo,
sino en éste también.

Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias,
sin pretender que las circunstancias
se adapten todas a mis deseos.

Sólo por hoy dedicaré diez minutos
a una buena lectura;
recordando que,
como el alimento es necesario para la vida del cuerpo,
así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

Sólo por hoy haré una buena acción
y no lo diré a nadie.

Sólo por hoy haré por lo menos
una cosa que no deseo hacer;
y si me sintiera ofendido en mis sentimientos,
procuraré que nadie se entere.

Sólo por hoy me haré un programa detallado.
Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré.
Y me guardaré de dos calamidades:
la prisa y la indecisión.

Sólo por hoy creeré firmemente 
-aunque las circunstancias demuestren lo contrario-
que la buena Providencia de Dios se ocupa de mi
como si nadie más existiera en el mundo.

Solo por hoy no tendré temores.
De manera particular no tendré miedo
de gozar de lo que es bello
y de creer en la bondad.