Depende de cómo se mire. Para nuestra mentalidad
actual existen expresiones y formas que resultan machistas. Sin embargo, a
este respecto la Biblia tiene cosas inéditas, aunque después en la práctica -
como también hoy - haya mucho que mejorar.
Por ejemplo, en Gen 1,27, se dice: “Y creó Dios al hombre a imagen
suya le creó; macho y hembra los creó”. El primer término que aparece
en el relato del Génesis, adam, puede
ser entendido como un nombre genérico que significa humanidad.
A partir de este sustantivo abstracto -humanidad-,
la antropología del relato descubrirá el carácter sexual de la criatura. Es
más, la diversidad macho y hembra constituye precisamente la primera
explicación de la humanidad hecha a imagen y
semejanza de Dios. Ambos explicitan conjuntamente
lo que significa ser imagen y semejanza suya.
En el decálogo se manda honrar
tanto al padre como a la madre, luego a nivel jurídico parece que gozaban de
este mismo derecho tanto la madre como el padre. Otra cosa es que después se
hiciera.
Otro dato que suscita perplejidad
en el NT es que las mujeres fueron las que estuvieron al pie de la cruz, en la
sepultura y en la mañana de la resurrección. Su presencia en la cruz y en la
sepultura es de corte público y esto no era normal, pues el ámbito de la
mujer era el ámbito doméstico.
Tampoco fue normal que ellas fueran
las primeras testigos de la resurrección. Esto no cuadra muy bien en el mundo
judío, ya que su testimonio se consideraba inválido, Por eso, muchos autores ven en este hecho un
criterio de autenticidad de estos relatos, pues si la narración hubiera sido
compuesta con fines apologéticos no hubiera caído en un error tan grave de poner
a ellas como testigos.
En este sentido, la Biblia es
mucho menos machista que la cultura que la circundaba y, por tanto, fue revolucionaria
para su época.
Garcia Fernández, M.
“Catequistas” nº 221, 2012