Ella era una mujer judía del pueblo de Magdala
(hoy Migdal) a orillas del lago de Galilea y fue parte de aquel primer grupo de
varones y mujeres que formaron la comunidad de Jesús:
Las
mujeres y los doce acompañan a Jesús en su tarea evangelizadora. Si nos
ubicamos en la cultura del siglo I, tanto en el ámbito judío como en el
grecorromano, resulta bastante llamativo que una mujer "descuide su
casa" para seguir a un maestro itinerante. Jesús pasa por alto esta norma
social, y por eso, en su comunidad hay mujeres que participan activamente.
Ellas además son servidoras, generosamente, con los bienes y el servicio
material que aportan para el sostenimiento de la comunidad.
En
cuanto a la forma de identificar a las mujeres, esta identificación se daba
habitualmente por el nombre del esposo o de los hijos. Así, en el evangelio
encontramos por ejemplo a María de Cleofás (Jn 19,25), o a María la madre de
Santiago y José (Mt 27,56). María es llamada Magdalena y esto es también
insólito. Ella es identificada por su lugar de origen, como los varones (Jesús de
Nazaret, José de Arimatea), y no por su relación con ningún varón ni con hijos.
Si pensamos en una mujer que ni está casada ni es madre, y además
emprende la aventura de salir con su Maestro por ciudades y pueblos anunciando
el Reino de Dios, la imagen de María Magdalena aparece como la de una mujer que
se entrega como discípula libre y totalmente.
¿Cómo
entender la expresión de la que habían salido siete demonios? En primer
lugar, descartemos toda referencia a la prostitución como muchos pretenden encontrar.
Identificar siete demonios con prostitución no tiene ningún fundamento bíblico.
¿O acaso de los posesos a los que Jesús libera algún teólogo ha dicho que
eran prostitutos? Más bien, los evangelios muestran a los posesos como personas
desequilibradas, que se hacen daño a sí mismas y pierden el control sobre sus
actos, porque están dominadas por las fuerzas del mal (Mc 5,1-20; Mc 9,14-29).
No más que esto podemos decir para entender los siete demonios de María
Magdalena. El número siete nos habla de alguna situación realmente severa, no
de algo trivial. De modo que María Magdalena es descripta como una mujer
liberada del mal (mal que no hay por qué identificar con prostitución) y
agradecida a su Salvador.
María
Magdalena, junto con otras mujeres discípulas, siguió a Jesús a Jerusalén
y permaneció fiel hasta la cruz. Ella es nombrada en primer lugar dentro del
grupo de mujeres que permanecen en el Calvario (Mc 15,40-41). Y a ella antes
que a nadie se apareció Jesucristo resucitado y la envió a dar la Buena Noticia
(Jn 20,11-18). Con toda justicia la Iglesia de los primeros siglos reconoce en
ella a la "apóstol de los apóstoles".
María Gloria Ladislao
Leer: Lc 8,1-3