viernes, 17 de abril de 2015

Los Evangelios. Juan



¿QUIÉN ERA JUAN?
Juan escribió el cuarto Evangelio. Era hijo de Zebedeo. Fue uno de los discípulos de Jesús. Tanto a Juan como a su hermano Jacobo Jesús les llamó "hijos del trueno". Juan era pescador. Parece que fue uno de los primeros discípulos de  Jesús, junto con Andrés.  Los dos eran también discípulos de Juan  Bautista y un día, al escuchar que el Juan señalaba a Jesús y decía: "Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo", se fueron detrás de Él. Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le respondieron: "Señor: ¿dónde habitas?". Y Jesús les dijo: "Venid y ved". Y se fueron con él y estuvieron en su compañía toda la tarde recibiendo sus enseñanzas. De Juan, Jesús dijo que era el discípulo a quien él amaba, porque la relación que tenían entre ellos era muy especial. Cuando Jesús va a morir le pide a Juan que se encargue de cuidar a su madre. Juan es autor también de tres epístolas que llevan su nombre. También escribió el libro de Apocalipsis.
¿POR QUÉ ESCRIBE JUAN ESTE EVANGELIO?
Para que la gente crea que Jesús es Cristo, el Hijo de Dios que vino para salvarnos y que aquel que crea en Él tiene la vida eterna. Puedes leer el mensaje central de este Evangelio en Juan 20:31 donde Juan cita el propósito de la siguiente manera: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.”
¿POR QUÉ JUAN PRESENTA A JESÚS COMO EL HIJO DE DIOS?
Juan desea demostrar en su Evangelio que Jesús era Dios, en forma humana. Jesús es Dios y siempre ha sido Dios. Él estuvo presente en la creación del mundo: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios". El Evangelio de Juan presenta a Jesús, no desde su nacimiento como lo hace Lucas sino desde “el principio” como “el Verbo”  quien, como Dios, está involucrado en cada aspecto de la creación y quien más tarde se hizo carne a fin de poder quitar nuestros pecados, como el Cordero de Dios sin mancha. Juan enfatizaba que Jesucristo era “el Hijo de Dios,” totalmente Dios y totalmente hombre.