En la humilde asamblea litúrgica de tu comunidad,
irás al encuentro de tu Señor, Él saldrá a tu encuentro. De otro será la voz,
pero será Él quien te hable; otro te ofrecerá la paz, pero será tu Señor quien
te abrace con su paz; otro te dirá: El Señor esté contigo, pero será Él quien
te unja con su Espíritu, quien pronuncie contigo tu acción de gracias; será Él
quien, resucitado, se te entregue en el pan de la bendición; será Él el corazón
de la Palabra que se proclame, la Verdad de los ritos que celebres, el corazón
y la verdad de tu confesión: “¡Señor mío
y Dios mío!”. Cristo ha resucitado, vive, y nos encontramos con Él en la Eucaristía.