Habrá horas
inciertas
y preguntas sin respuesta.
Morderán nostalgias
eternas
y dudas infinitas.
Las sombras
amenazarán.
Pesará la cruz de
algunos días.
Faltará la energía,
el aliento,
la pasión...
¿Flaqueará la fe?
Pero seguirás ahí,
Tú que siempre
sigues.
Cuando me sienta
cansado,
cuando me pueda la
vida,
cuando me asuste el
mañana,
cuando me falle el
amor.
Entonces me volveré
a Ti: Dios mío.
Te preguntaré: «¿Dónde estás?».
Te diré: «No me olvides».
Enviarás tu luz y tu
verdad:
ellas me guiarán,
me llevarán por el
camino de la vida
y me darán la
alegría profunda,
la esperanza firme,
la luz única.
José María Olaizola SJ