
¿Por qué te llamas Biblia?
Quizás la
clave y también el problema, radica en el mismo nombre; “Biblia”. Se trata de
un sustantivo plural que literalmente significa «libros» o «rollos de
papiros». Se utiliza un sustantivo plural para indicar una realidad singular.
Pese a su gran diversidad, la Biblia se comprende como una unidad, o mejor,
como una unidad plural.
De ahí surge,
como primera consecuencia, que un pasaje no puede interpretarse aisladamente.
Es decir, es como si yo me leo el capítulo de una novela, ignorando que dicha
novela cuenta con cincuenta capítulos más. En cuanto que cada capítulo constituye
una unidad en sí mismo, seguramente lo entenderé. Sin embargo,
descontextualizado, corro el riesgo de interpretarlo mal o de no comprenderlo
en toda su riqueza.
Actualmente
existe un método de interpretación que se denomina «canónico» y que,
precisamente, parte de este principio. Un pasaje no sólo no debe estudiarse
fuera de su contexto inmediato, sino que hay que estudiarlo en su contexto más
amplio que es el libro del que forma parte y, últimamente, dentro del contexto
de toda la Escritura, ya que ésta se entiende como una unidad.
¿Por qué el Dios del AT es un Dios violento mientras el Dios que
nos revela Jesús es otra cosa?
Me parece que
esta pregunta se ha convertido en un tópico y, aunque comprendo que tiene una
parte de realidad, el planteamiento es más complejo, pues hay que matizar
muchos aspectos.
Ahora bien,
en conexión con la pregunta anterior, si la Biblia es un libro que se comprende
como unidad, hay una «progresión», el mensaje que se va
proporcionando al lector se va pautando y no se le da de golpe.
Progresión
Es como si en
el primer capitulo de una novela nos contaran todo, pues ya no la leeríamos.
Pero no solo por eso, siendo el objetivo de la Biblia comunicarnos una
experiencia de fe, la imagen que se va teniendo de Dios va variando, ya que el
camino de fe tiene diferentes etapas.

Por eso, la
opinión de que el Dios del AT es violento y el del NT misericordioso, peca de
simple. Si realmente hubiera sido así - esto es, «Dioses» tan distintos -, a
la Iglesia primitiva le hubiera bastado con sus escritos del NT y no tendría
por qué haber incorporado la experiencia de fe del AT. De nuevo, una respuesta
«receta para todo» no vale. Habría que ir viendo pasaje por pasaje.
Relatos bíblicos y cuentos
Como en el caso
de los cuentos, tenemos que tener en cuenta el género literario y leer los relatos
bíblicos como lo que son, para captar el mensaje que se quiere comunicar.
¿Por qué hay cuatro evangelios, si prácticamente dicen lo mismo?
En el caso de
los Evangelios, eso de que «dicen prácticamente lo mismo» sería solamente aplicable
a los Evangelios sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) y, no tanto al Evangelio de
Juan que es distinto. Se podría responder que son diferentes perspectivas de
ver, interpretar y vivir un mismo acontecimiento. Sin embargo, estas cuatro visiones
apenas se contradicen, más bien se complementan.

Confluencia de contrarios
Los autores afirmaron
claramente que venimos de Dios, que no somos una casualidad, que Dios quiso que
existiéramos y participó en esta creación, ahora bien, el modo, lo que tardo,
etc, son cuestiones secundarias, pues en estos aspectos los relatos divergen.
Es más, ellos lo expresan con las categorías, la cosmogonía y antropología de
la época.
Marta GARCIA FERNANDEZ (Revista
Catequistas, 2012, nº220)