En nombre del Señor y de su Compañía, que es la Iglesia, les damos la
bienvenida a este vuelo eucarístico que tiene como destino la eternidad. La
duración estimada del vuelo, dependiendo de la turbulencia lingüística del
piloto, está estimada en 40 minutos.
Por motivos de seguridad y para no interferir la señal divina no podrán
utilizarse durante la estancia en esta nave los teléfonos móviles. Por favor,
procuren que su equipaje de mano, esté bien colocado para que, entre otras
cosas, no pueda ser sustraído por terceras personas y también, en un
determinado momento de este vuelo, recurrir a él para su colaboración.
Obviamente les recordamos que está prohibido fumar ni comer en este trayecto ni
hablar más de lo necesario. No hay servicio de bar y, los wc, han de ser
utilizados con discreción. Están situados en la parte delantera de la nave.
A continuación vamos a proyectar unas letras de cantos y siguiendo las normas
de protocolo específico de este viaje, pasamos a efectuar una demostración
sobre la localización, uso de las salidas, salvavidas, etc. Les rogamos,
mientras dejan de sonar las campanas de inicio de vuelo, presten máxima
atención:
a) Esta nave celestial dispone de tres entradas. Una situada al fondo del
pasillo y dos en sus laterales. El pasillo central, caso de emergencia, será
utilizado por los mayores y niños y –los laterales- podrán ser usados por el
resto de pasajeros. Las solteras tengan cuidado, al salir, de no quedarse
enganchadas a San Antonio. Los casados, por el contrario, procuren no enzarzarse
en diálogos largos con Santa Rita. Lo imposible…es imposible.
b) Caso de necesitar oxígeno, esta aeronave, dispone de 4 máscaras con rejillas
dispuestas por las paredes. Las podrán reconocer porque, en la parte superior,
vienen denominadas como “confesionarios”. Una luz verde nos dirá si es posible
su utilización y, una roja, si está ya ocupada por una persona asfixiada por la
despresurización de su existencia.
c) Igualmente, ustedes, disponen de varios chalecos salvavidas. No es necesario
que miren debajo de los asientos. Dentro de ustedes, en su interior, pueden
utilizar la oración, el silencio, la contemplación, la caridad, la fe y la
esperanza como los más y mejores salvavidas nunca vistos. Si ustedes desean
utilizar el salvavidas de la oración, han de meter un poco la cabeza. Si, por
el contrario, desean usar el de la caridad, deberán de alargar a mano a su
bolsillo. Igualmente, si quieren saber el funcionamiento del salvavidas de la
fe o de la esperanza, permanezcan atentos a las lecturas que en el transcurso
de este vuelo se leerán desde cabina. Estos chalecos pueden ser utilizados
tanto en el interior de esta aeronave como en el exterior de la misma.
d) Durante el trayecto, algunos miembros de la tripulación, pasarán unas bolsas
para que ustedes puedan colaborar con los fines más supremos y divinos de esta
Compañía. Fines que no son otros que hacer el bien y procurar una estancia
feliz, en esta tierra, a los que nacen y mueren en ella.
d) Igualmente y casi al finalizar el vuelo, aquellos que lo crean conveniente y
estén preparados interiormente, podrán pasar hacia la parte delantera de la
aeronave para recibir -bien en mano o en la boca- un ágape que se cuece en las
alturas: PAN DE LOS ANGELES.
e) Por favor lean las instrucciones que, en el folleto de mano, les hemos dado
para seguir el desarrollo de este viaje celestial. Igualmente, y al finalizar
el mismo, tengan cuidado al bajar las escaleras del aeronave y no dejen nada de
su equipaje en el interior de la misma. No olviden, además, de desabrocharse el
cinturón del egoísmo, la envidia o la vida fácil.
En nombre de Jesús de Nazaret, de la Iglesia, de la tripulación (sacerdotes,
monaguillos, lectores, servicio de limpieza, coro, organista, etc) les deseamos
un feliz viaje y les invitamos a participar más asiduamente en este tipo de
vuelos.
¡Gracias, entre otras cosas, por haber elegido bien!
Leoz Ventura, J.