“Estos son los sentimientos
que me gustaría tener
a la hora de la muerte:
pensar que voy a descubrir la ternura.
Yo sé que es imposible
que Dios me decepcione.
¡Sólo esa hipótesis es absurda!
Yo iré hasta Él y le diré:
“No me glorío de nada más
que de haber creído en tu bondad”
Augusto Valensín, jesuita francés