“Cuando era niño y paseaba por la bahía del Sardinero, en Santander, me aburría tremendamente… hasta que un día pensé ‘habrá un momento en el que yo sea mayor, esté agonizando en una cama de hospital y desee con todas mis fuerzas volver a esta bahía a aburrirme’ y eso me cambio. Empecé a pasear por la playa con esa conciencia de disfrutar de aquello que tenía delante sabiendo que dentro de un tiempo lo echaría de menos”.
Poeta José Hierro