miércoles, 25 de abril de 2018
San Marcos
Parece
que su familia era la dueña de la casa donde Jesús celebró la Última Cena,
donde estaban los Apóstoles reunidos el día de Pentecostés cuando recibieron al
Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.
Se trataba
de un niño en la época en la que Jesús predicaba, y probablemente fue uno de
los primeros bautizados por San Pedro el día de Pentecostés.
Primo de
San Bernabé, lo acompañó junto con San Pablo en el primer viaje misionero que
hicieron los dos Apóstoles.
Pero, al
llegar a regiones donde había muchos guerrilleros y atracadores, donde según
palabras de San Pablo: "Había peligro de ladrones, peligro de asaltos en
los caminos, peligro de asaltos en la soledad" (véase 2 Corintios 11,26),
Marcos se atemorizó y se apartó de los dos misioneros, regresando a su patria.
En el
segundo viaje, Bernabé quiso llevar consigo de nuevo a su primo Marcos. Mas,
San Pablo se opuso, diciendo que no ofrecía garantías de perseverancia para
resistir los peligros y las dificultades del viaje.
Esto hizo
que los dos Apóstoles se separaran y se fuera cada uno por su lado a misionar.
Después volvería a ser otra vez muy amigo de San Pablo.
San
Marcos llegó a convertirse en secretario y hombre de confianza de San Pedro.
Como le escuchaba siempre sus sermones, que no eran sino el recordar los hechos
y las palabras de Jesús, Marcos fue aprendiéndolos muy bien.
Y dicen
que a pedido de los cristianos de Roma, escribió lo que acerca de Jesucristo
había oído predicar al Apóstol. Esto es lo que se llama, "Evangelio según
San Marcos".
El
Evangelio de San Marcos es como una repetición de lo que el Apóstol Pedro
predicaba. Es el más corto de los cuatro Evangelios.
Se
propone no dejar de relatar lo que contribuya a hacer más llamativa la
narración. Allí parece estar hablando un testigo ocular que se ha fijado en
todo y lo repite con agrado. Es el reflejo de lo que San Pedro presenció, y que
se le ha quedado grabado en su memoria.
Pone más
atención a los hechos de Jesús que a sus discursos. Las narraciones son
agradables por lo frescas y espontáneas. Parece un reportero gráfico contando
lo que sus ojos vieron y sus oídos escucharon. Presenta atractivos cuadros:
gestos, miradas, sentimientos de Jesús.
Dicen los
especialistas que el Evangelio de San Marcos, mientras más se le estudia, más
se convence uno de que el que lo escribió era un verdadero artista de la
narración, contribuyendo con este escrito a que muchos millones de lectores se
entusiasmen por la persona de nuestro amable Salvador.
Un sabio
afirmó que, "el Evangelio de San Marcos es el libro más importante que se
ha escrito", pues parece haber sido el primer Evangelio, del cual sacaron
mucho material los otros tres Evangelistas.
San Pedro
llama a Marcos en sus cartas: "Hijo mío". Y San Pablo, cuando escribe
a Timoteo desde su prisión en Roma, le pide: "Tráigame a Marcos, porque
necesito de su colaboración" (véase 2 Timoteo 3,11). Dicen los antiguos
historiadores que fue un compañero muy apreciado por los dos Apóstoles.
Cuentan
que a San Marcos lo nombraron Obispo de Alejandría en Egipto, y que allá, en
esa ciudad, resultó ser martirizado por los enemigos de la religión, un 25 de
abril.
La ciudad de Venecia, Italia, lo
eligió como Patrono, y construyó en su honor la bellísima Catedral de San
Marcos.
domingo, 15 de abril de 2018
Poder... ¡con Dios!
Nos pasa muchas veces lo que a aquel chico a quien
su padre pidió que moviera una maceta, que era evidentemente demasiado grande
para las fuerzas del pequeño.
Después de un buen rato de esfuerzos inútiles, el
niño, tristón y desanimado, fue a decir a su padre que no podía.
- ¿Pero has hecho todo lo posible?, preguntó el padre.
- Sí, contesto el chaval, bien seguro de haber
puesto todo de su parte–; y su padre le dijo:
- Te equivocas: ¡te ha faltado pedir ayuda a tu
padre!
Esta es la lógica de la vida cristiana: contar con
que habrá dificultades que exigen lucha y esfuerzo por nuestra parte, y
saber, al mismo tiempo, que siempre contamos con toda la ayuda de Dios
necesaria para vencer.
Es lo que San Agustín expresaba magistralmente con
esta fórmula infalible: “Haz lo que
puedas y pide lo que no puedas y Dios te dará para que puedas.”
Habrá dificultades que exigen lucha y esfuerzo por
nuestra parte, siempre contamos con toda la ayuda de Dios necesaria para vencer.
Sin dificultades
"Viene al caso contar
aquí lo que le sucedió a un hombre que contemplaba un capullo de seda en el que
había visto que se abría una pequeña brecha. Observó después cómo la mariposa
luchaba durante horas para forzar el paso de su cuerpo a través de ese estrecho
agujero. Al cabo de bastante tiempo le dio pena, porque le pareció que la
mariposa no podía continuar y estaba sufriendo, así que decidió ayudarle
abriéndole por completo la salida con unas tijeras. La mariposa salió con gran
facilidad. Tenía el cuerpo hinchado y unas alas muy pequeñas. El hombre
esperaba que las alas crecerían, pero no sucedió nada más... La mariposa pasó
el resto de sus días arrastrándose por el suelo con aquel cuerpo hinchado.
Nunca pudo volar: el hombre, en su afán de ayudar, amable y precipitado, no
había comprendido que el tiempo y la fuerza que la mariposa tenía que hacer
para pasar por la pequeña abertura era el modo natural de forzar la salida de
fluidos desde el cuerpo a las alas para que éstas se desarrollaran y fueran
capaces de volar".
Tantas veces es la lucha lo que
necesitamos en nuestra vida.
Si Dios permitiera que
viviéramos sin obstáculos, o nos hiciera superarlos como por arte de magia,
no desarrollaríamos nuestras potencias y facultades como debemos: jamás
podríamos volar.
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