jueves, 4 de abril de 2013

Cómo ayudar a alguien que ha perdido un ser querido



Si quieres acompañar a un familiar o amigo que ha perdido un ser querido, y no sabes cómo hacerlo, te propongo una serie de indicaciones sobre la mejor manera de ayudarle.

La incomodidad nos mueve a recurrir a expresiones que no ayudan para nada: “Tienes que olvidar”, "Mejor así, dejó de sufrir”, "El tiempo todo lo cura", “Manténte fuerte por los niños”, "Es la voluntad de Dios", "Es ley de vida"… Lo que más suelen necesitan al principio es hablar y llorar. No decirle que tiene que sobreponerse, ya lo hará a su tiempo. Si no sabes que decir, no digas nada. Escucha, estate presente, sin pensar que tienes que dar consejos constantemente o estar levantando el ánimo. Si no sabes que hacer, colaborar en algunas tareas cotidianas (hacer la compra, ir a buscar a los niños...) o encargarte del papeleo, puede ser una buena manera de ayudarlo/a.

Tener en cuenta las actitudes que no ayudan
No le digas que le comprendes si no has pasado por una situación similar. No intentes buscar una justificación a lo que ha ocurrido. No te empeñes en animarle/a o tranquilizarle/a. Posiblemente lo que necesita sólo es que le escuches. No le quites importancia a lo que ha sucedido hablándole de lo que todavía le queda. No intentes hacerle ver las ventajas de una nueva etapa en su vida. No es el momento.

Sentir y expresar el dolor, la tristeza, la rabia, el miedo…por la muerte de un ser querido, suele ayudar a elaborar el duelo. Estás equivocado/a si piensas que verle o dejarle llorar y emocionarse no sirve más que para añadir más dolor al dolor. Estas equivocado/a si crees que ayudar a alguien que sufre es distraerle de su dolor. Mediante la vivencia y expresión de los sentimientos, la persona en duelo suele sentirse  aliviada y liberada. No temas nombrar y hablar de la persona fallecida por miedo a que se emocione. Si llora, no tienes que decir o hacer nada especial, lo que más necesita en esos momentos es tu presencia, tu cercanía, tu compañía y tu afecto.
No temas tu mismo llorar o emocionarte. No hay nada malo en mostrar tu pena, en mostrar que a ti también te afecta lo que ha pasado, en mostrar que te duele ver a tu amigo/a o familiar en esa situación.

Permitir que hable todo el tiempo y todas las veces que lo necesite. Una pareja de padres expresaba su pesar con estas palabras: “Los parientes y los amigos rehuyen hablar o pronunciar el nombre de nuestra hija, desviando la conversación hacia cualquier otro tema. Tal vez tengan miedo de alterarnos o hacernos llorar. Pero, ¿qué pretenden? ¿que la olvidemos o que no lloremos más?” Comparte con tu familiar o amigo/a recuerdos de la persona fallecida (ver fotos, contar anécdotas...) Recordar a la persona amada es un consuelo para los supervivientes. Repetir y evocar los recuerdos es parte del camino que tienen que recorrer. Hay personas que viven un duelo privado y no les gusta exteriorizar sus emociones. Respetaremos también su necesidad de no hablar.

Una viuda se lamentaba: "había más de 400 personas en el funeral de mi marido. Entonces se ofrecieron muchos para ayudarme. ¿Dónde están ahora, después de tres meses?" El contacto puede mantenerse de muchas maneras. Puedes hacerle una visita, quedar para tomar un café o dar un paseo, enviar una carta o un email. Con una llamada telefónica, por ejemplo, puedes romper su soledad y recordarle que no está solo/a, que alguien está pensando en él o ella. Las fiestas y aniversarios son momentos particularmente dolorosos en los que podemos hacer un esfuerzo especial para estar cerca de la persona en duelo.