Un artículo del National Geographic mostraba hace unos años una foto impactante de “las alas de Dios”.
Después de un incendio forestal en el parque nacional de Yellowstone, los guardabosques iniciaron una larga jornada, montaña arriba, para valorar los daños del incendio.
Un guardabosque encontró un pájaro petrificado en cenizas, literalmente, posado cual estatua en la base de un árbol. Un poco asombrado por el espeluznante espectáculo, dio unos golpecillos al pájaro con una vara. Cuando lo hizo, tres diminutos polluelos salieron de debajo de las alas de su madre, ya muerta.
La amorosa madre, en su afán de impedir el desastre, había llevado a sus hijos a la base del árbol y los había acurrucado bajo sus alas, sabiendo instintivamente que el humo tóxico ascendería.
Ella podía haber volado para encontrar su seguridad, pero se había negado a abandonar a sus crías. Cuando las llamas llegaron y quemaron su pequeño cuerpo, ella permaneció firme porque había decidido morir para que aquellos que estaban bajo sus alas pudieran vivir...
"Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" -dijo Jesucristo- (Jn 10, 10)
Después de un incendio forestal en el parque nacional de Yellowstone, los guardabosques iniciaron una larga jornada, montaña arriba, para valorar los daños del incendio.
Un guardabosque encontró un pájaro petrificado en cenizas, literalmente, posado cual estatua en la base de un árbol. Un poco asombrado por el espeluznante espectáculo, dio unos golpecillos al pájaro con una vara. Cuando lo hizo, tres diminutos polluelos salieron de debajo de las alas de su madre, ya muerta.
La amorosa madre, en su afán de impedir el desastre, había llevado a sus hijos a la base del árbol y los había acurrucado bajo sus alas, sabiendo instintivamente que el humo tóxico ascendería.
Ella podía haber volado para encontrar su seguridad, pero se había negado a abandonar a sus crías. Cuando las llamas llegaron y quemaron su pequeño cuerpo, ella permaneció firme porque había decidido morir para que aquellos que estaban bajo sus alas pudieran vivir...
"Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" -dijo Jesucristo- (Jn 10, 10)