Alguien con cierta sorna definía así lo que es una herencia: «aquello que los muertos dejan para que los
vivos se maten entre sí».
¡Ojalá no dejemos como herencia «algo para que otros se maten», sino una sonrisa grande y un profundo sentimiento de agradecimiento por habernos conocido! ¡Ojalá que no pongamos todo el corazón en nada que nos puedan quitar, o que podamos perder, o que nos distancie de los otros, sino en el que es Autor y Dueño de nuestra vida!