domingo, 1 de noviembre de 2015

Descansen en paz



Padre: 
hoy venimos a Ti 
con una pena,
con un dolor de ausencia.
En nuestras familias 
nos faltan seres queridos.
El tiempo no ha acabado de curar estas heridas,
ni podrá nunca llenar 
el hueco que se hizo en nuestras casas.
Sólo Tú los querías, más aún que nosotros.
Y aún así, Tú sabes por qué misteriosas razones
consentiste que se nos fueran como un pedazo del alma.
Bendito seas, Señor,
Hágase tu voluntad, por difícil,
y oscura que sea.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Te pedimos que los hayas recibido ya
en las anchuras y en la felicidad de tu casa.
Prémiales bien todo lo que trabajaron
y se desvivieron por nosotros.
Lo mucho que nos quisieron…
Recíbeles también en esa casa tuya, donde todos caben,
a nuestros parientes, los que llevan nuestros apellidos,
a nuestros amigos y a todos tus hijos.
Dales la paz y el descanso que no acaba.
Danos a nosotros 
la paz que nace de la fe y la esperanza.
Y danos tu mano para no perdernos
en el camino que lleva hacia un nuevo encuentro
contigo y con todos los que han muerto.
Amén.